Por el equipo de No Name Kitchen en Bosnia y Herzegovina en el invierno de 2018
Hoy compartimos desde No Name Kitchen una historia de esperanza. Aunque a veces todos los esfuerzos que hacemos para denunciar la violencia en nuestras fronteras se puedan sentir en vano, sobre todo cuando alguna persona en tránsito nos cuenta cómo ha sido víctima de la violencia policial en Europa, tenemos que recordar que siempre va a haber gente muy valiente que seguirá luchando por la justicia.
Sami, un joven de Siria que ahora vive en Alemania, ha decidido denunciar a Croacia en el tribunal europeo de derechos humanos por una agresión brutal en Croacia, cerca de la frontera con Bosnia y Herzegovina, de la que él mismo fue testigo cuando aún era una persona menor de edad. Antiguos compañeros y compañeras de No Name Kitchen también le están apoyando en este proceso.
Queremos compartir toda la historia para recordar que hay que seguir luchando por una fronteras justas y libres de violencia y porque realmente sentimos mucho orgullo por Sami y por muchas de las demás personas que, a pesar de ver sus derechos violentados a Europa, no se callan y denuncian los ataques contra ellos y ellas. Sami es una persona kurda, de Kobani, una ciudad siria sobre la que ISIS o el Estado Islámico, había tomado el poder y de la que muchas personas escaparon.
Un joven comparte con el equipo de No Name Kitchen lo que ha visto
Ya había llegado el invierno a Velika Kladuša aunque aún era octubre de 2018. Los días eran horriblemente fríos y la gente seguía viviendo en un prado sin que las organizaciones institucionales que trabajan de la mano de la Unión Europea estuvieran resolviendo nada.
Bárbara B. había ido a hacer unas gestiones en la empresa de la luz pública, cerca del parque principal de Kladuša , y al salir se unió con su compañero Jack Sapoch. Iban caminando hacia el parque cuando vieron a Sami, un niño kurdo, que era muy colega de Jack. Tenía la cara desencajada. Temblaba. Sami es de Siria, era menor de edad y viajaba solo hacia la Unión Europea en busca de un país donde pedir asilo y encontrar seguridad.
Bárbara y Jack se acercaron a Sami. Él sacó el teléfono y les pidió que miraran. Mostró un vídeo. En el vídeo era de noche y se escuchaban golpes y se escuchaban los gritos de una persona, que venían tras esos golpes. Sami temblaba mientras veían juntos el vídeo en su móvil. Tras los golpes y los gritos en la oscuridad, aparece un hombre sangrando, acababa de ser una de las tantas víctimas de la violencia en nuestras fronteras. Aquí puedes ver el vídeo, pixelado:
Sami había intentado acceder a Croacia, la Unión Europea. Y había sido testigo muy directo de un episodio de violencia que la gente nos describe a menudo. Una violencia que cientos de personas nos denunciaban semanalmente en la frontera entre Bosnia y Croacia en aquellos momentos en los que nos llegó este vídeo. Estaba de vuelta en Bosnia porque, con esa situación, había decidido no seguir el camino. Con un estrés que ninguna persona, y mucho menos un niño, debería estar viviendo en Europa cuando llegan aquí a pedir protección. Había regresado a Bosnia con un vídeo que no era solo un vídeo horrible de violencia. Sino que tenía una prueba clarísima de lo que las personas en tránsito llevan años denunciando: la violencia fronteriza horrible y fuera de la ley a manos de agentes de la Unión Europea.
Jack y Bárbara, junto con Sami, lo sabían. Sabían que ese vídeo era realmente importante para mostrar lo que llevamos años denunciando con los testimonios de miles de personas.
Hablaron con él. Era muy duro lo que había vivido. Tenía pánico. Decidieron que más tarde, Jack, junto con Karolina Augustová, se sentarían tranquilamente a recoger el testimonio. En aquel momento eran Jack y Karolina las personas encargadas en el equipo de recoger los testimonios de violencia fronteriza para mantener la constancia de las ilegalidades que las personas que están migrando viven en estas fronteras.
Y, además de eso, Jack, Karolina y Sami eran amigos, pasaban tiempo juntos a diario en las duchas que No Name Kitchen ofrecía y en campamento cercado. Y ya tenían una relación de confianza, respeto y amistad, que es muy importante en esta dinámica fronteriza llena de violencia.
Sami, Karolina y Jack decidieron que el vídeo tenía que hacerse público como una clara prueba de todo lo que denunciamos, pero tapando las caras de quienes aparecen en el vídeo y sin dar datos de las personas que estaban en ese momento en la frontera. El objetivo era el de preservar su identidad y protegerlos. Si querían llegar a algún lugar en el que poder pedir protección internacional, tendrían que seguir su camino y en algún momento volver a llegar a Croacia y mostrar su identidad públicamente podría ponerlos en mayor peligro frente a unas autoridades, las croatas, empeñadas en silenciar su brutal violencia. La persona que salió en el vídeo también nos dio el permiso de publicar el contenido con estas condiciones.
En el vídeo, estando pixelado, no se ve que el hombre volvió con la cara sangrando totalmente. Y la policía, con los golpes, le había roto huesos de su cuerpo. Sami que era un joven que había escapado de un país en guerra, como es Siria, nos dijo nunca en su vida había escuchado unos gritos de dolor como los de esa noche en el bosque de Croacia.
Hicimos el vídeo público de la mano de Are You Syrious, una asociación con la que hemos colaborado a menudo, para darle mayor difusión de forma conjunta.
Ahora, el Centro Europeo de Derechos Constitucionales y Humanos (ECCHR) representa a Sami en este caso ante el tribunal europeo de derechos humanos y también hay compañeros que eran parte del equipo de No Name Kitchen como Jack que han testificado relatando parte de lo que os contamos aquí para añadir más datos a la historia que presenció Sami.