Estas tres familias viajan juntas. Son de Afganistán. Hay 8 adultos y 8 niños, niñas y bebés en el grupo. Las últimas semanas han pasado mucho tiempo en Velika Kladuša. Antes vivían en un campo de refugiados para familias, a unos 40 kilómetros de aquí.
Hace unos días se fueron al ‘Game’, ese “juego”, así lo llaman las personas refugiadas, que consiste en caminar por bosques a escondidas durante días hasta poder llegar a un país de la Unión Europea en el que te permitan pedir asilo. Croacia y Eslovenia, pegados a Bosnia, son Unión Europea pero muchas veces deportan a las personas ilegalmente, en vez de darles la oportunidad de pedir esta protección.
Ayer los deportaron ilegalmente, una vez más. Pasaron la noche en un garaje frío que un vecino les prestó pero, antes de amanecer, cuando aún hacía mucho frío, les dijo que tenían que irse, porque temía que la policía los descubriera y tener un problema. Así están las cosas por aquí: ofrecer un espacio cualquiera, un techo a unos niños agotados, puede traerte problemas con la policía.
Nos llamaron. Tienen un teléfono para todo el grupo. Y cuando se van al game lo esconden en un lugar para que en estas deportaciones, tan comunes como ilegales, la policía no lo confisque, lo rompa y los deje sin su única posibilidad de comunicación, como hacen a menido. Les llevamos sopa y té caliente y mantas y ropa de abrigo. El clima ya es muy frío por aquí y ayer fue un día terrible de lluvia. Tampoco nosotros podemos pasar tiempo con ellos, porque eso también nos puede dar problemas con las autoridades. Así la vida aquí.
Por la tarde nos llamaron de nuevo. Se habían metido en una casa vacía, en construcción, a pasar el día protegidos de la lluvia, pero unos vecinos llamaron a la policía y unos agentes vinieron a echarlos del lugar. Hace unos días, antes de su último game, estaban acampados justo frente al campo de refugiados oficial situado cerca de Velika Kladuša, y también vino la policía a echarlos. Desmantelaron las tiendas. Aquel día no llovía y quedaron sentados sobre el césped sin saber qué hacer.
Está prohibido llevar a personas en coche
Ayer decidieron que se iban de Velika Kladuša. Conocen de una casa abandonada en un pueblo a unas cinco horas a pie de aquí. Nos pidieron si, por favor, podíamos transportar a los más pequeños de las familias y a la abuela. “Tuve que decirles que no. Aún tengo el estómago encogido. Lloré de impotencia”, dice el voluntario que tuvo que ver a estas familias partir para enfrentarse a cinco horas más de caminata bajo la lluvia para llegar a una casa abandonada donde poder quedarse unas horas en paz, para conseguir alcanzar un lugar del que nadie los eche.
¿Sabéis lo que es decirles a unos niños y niñas que sirven tan poco en este mundo absurdo que hemos creado los adultos que ni siquiera tienen derecho a ser transportados en un coche? ¿Podéis daros cuenta de lo que estamos haciendo a las personas, a su autoestima, a su salud, por estas políticas fronterizas demenciales y dañinas?
No Name kitchen
Llevar a una persona en coche, como nos pedían, supondría que, si nos pillan las autoridades, podrían acusarnos de ser traficantes de personas. Aunque no salgamos del país. Aunque solo sea para ir de un punto de una ciudad a otro. Incluso si una persona está enferma y necesita ir al hospital, nos han dicho que está prohibido llevarla en coche. Esto está así en Velika Kladusa desde hace dos años. Y no paramos de indignarnos y de sentir dolor profundo cada vez que tenemos que decirle a alguien que no tiene derecho ni de ir en coche.
Si muchas personas no están en un campo de refugiados no es porque no quieran. Es porque no pueden. Desde hace varias semanas, está prohibido que ninguna organización los transporte a campos. Y en Velika Kladuša el campo es solo para hombre o niños que viajan solos, por lo que las familias no pueden entrar.
Está prohibido que entren nuevas personas a los campos (aunque estén por debajo de su capacidad) si no estaban registrados antes. Muchas personas pierden el documento que acredita que pueden volver al campo porque una práctica común de la policía croata, al devolver a las personas a Bosnia, es robar o quemar sus pertenencias.
Otras veces, las personas no quieren volver a los campos donde vivían, porque se les obliga a estar encerrados diez días de cuarentena. Y ahora mismo, con el invierno a las puertas, la gente apura más que nunca para tratar de lograr el “game” antes de que comience la nieve.
No entendemos todo este dolor innecesario que estamos causando a las personas con nuestras políticas fronterizas y con el ambiente racista que nos rodea. Y tampoco entendemos que no haya más movilización entre los ciudadanos de la Unión Europea para acabar con este sistema de fronteras que destroza vidas.
No Name Kitchen
Nuevo pacto migratorio
Esta semana ha llegado un nuevo Pacto Migratorio que no mejora nada lo que teníamos. Que sigue sin exigir a los países miembros que cumplan con la acogida de una forma digna y como dictan todos los acuerdos firmados a lo largo de los años. Un pacto que no da solución a quienes están a las puertas de la Unión Europea. Que no ofrece alternativas para que las personas puedan cruzar fronteras de manera legal y segura para pedir asilo.
Una de estas familias estaba en Moria antes. Muchas personas que están en Bosnia y Herzegovina, pasaron años en Grecia. Pero su asilo fue denegado y, ante el riesgo de sufrir una deportación a su país, decidieron emprender a pie la ruta de los Balcanes para llegar a otro país de la Unión Europea donde volver a realizar su proceso de asilo. Pero se encontraron puertas cerradas y mucha violencia. Hay personas aquí que llevan hasta 3 y 4 años de ruta migratoria. Muchos, que salieron de su país con todos sus ahorros, ya se han arruinado.
Por favor, os pedimos que no perdáis de vista lo que está sucediendo por aquí. Los cambios políticos no se van a dar sin la presión de una ciudadanía consciente. Y la Unión Europea no puede seguir tratando a las personas así, solo porque hayan decidido migrar.
No Name kitchen
