Cuando a finales de 2017 las compañeras de No Name kitchen que estaban en Serbia junto a la frontera de la Unión Europea, cansadas de ver todos los días a personas llenas de moratones y violentadas que les contaban esos golpes eran parte de las devoluciones ilegales que sufrían por parte de autoridades a Unión Europea, decidieron que todo eso tenía que reportarse y hacerse público.
Así fue como se conformó la Border violence monitoring network. Al principio fue No Name kitchen junto con otra asociación que se ubicaba Subotica en aquel momento, Rigardu. Con el tiempo diferentes asociaciones se fueron uniendo.
Y todas juntas y dentro de esta red creamos una base de datos abierta y pública dónde se pueden leer todos y cada uno de los testimonios que a diario recogemos en diferentes fronteras europeas para que todo el mundo pueda saber la violencia que se está ejerciendo contra personas que están migrando, con consentimiento desde Bruselas. Todo este trabajo a veces resulta agotador, cuándo vemos que se aprueba una nueva partida de dinero de Europa con el mismo objetivo de mantener la frontera bien cerrada; cuando sentimos que no estamos siendo escuchados, mientras escuchamos historias terribles de violencia y sufrimiento por parte de las personas que son víctima de estás devoluciones.
Pero hay veces que todo ese trabajo merece la pena. Como la buena noticia que hemos recibido hoy: El Parlamento Europeo rechaza aprobar la gestión presupuestaria de Frontex. Llevamos años reportando cómo muchas de las devoluciones ilegales son de la mano de agentes de Frontex y denunciándolo abiertamente. Al igual que hacemos con la violencia de policías de países de la Unión Europea que reciben dinero directamente desde Bruselas.
En este proceso, por el camino ha quedado una de nuestras organizaciones socias como ha sido Josoor, que dejó de operar a causa de la enorme presión que sufrían en Turquía por reportar las devoluciones desde Grecia donde en muchas ocasiones se pudo demostrar que Frontex había sido parte de estos actos ilegales. Recordemos que Turquía es socio de Bruselas en el control migratorio y recibe millones de euros desde la Comisión Europea.
Sin el trabajo de las organizaciones en terreno qué día a día recogen información y sin la enorme valentía de las personas en tránsito que, a pesar de que sus derechos le son negados, se atreven a hablar abiertamente de la violencia que sufren, habría muchas cosas que no sé sabrían, la Unión Europea y los agentes policiales europeos podrían seguir ocultando estás prácticas totalmente ilegales que ejercen contra las personas que están migrando.
El anuncio de hoy es un pequeño logro y el objetivo es que dejemos de gastar dinero en torturar personas en nuestras fronteras. Tanto en las fronteras de los Balcanes como en otros países a los que Europa ha externalizado esta gestión como Libia o Marruecos.
Seguiremos en nuestra lucha.
