Por Camilla Polzela
Varios eventos recientes han puesto de relevancia la severidad de la situación aquí en Patras, y cómo las leyes y los sistemas establecidos hacen casi imposible que muchas personas en movimiento lleguen a su destino final. La ley considera a estas personas como delincuentes convictos, están acostumbrados a los grilletes, las condiciones terribles y el trato inhumano. La ley los deshumaniza.
Estas personas no son delincuentes, son seres humanos que simplemente no pueden quedarse en su país de origen.
Ha quedado claro que la ley va en contra de los derechos humanos de las personas en movimiento.
Un ejemplo es la historia de un refugiado pakistaní aquí en Patras. Este hombre lleva 5 años viviendo en Grecia y tiene un estatuto de refugiado reconocido. Sin embargo, su estatus necesita ser renovado, un ejemplo de otro factor establecido para hacer la vida (ya dura) de las personas en movimiento aún más complicada. A pesar de tener papeles que dicen que está renovando su estatus de refugiado, se le mantiene en la comisaría. Hasta ahora ha permanecido en la comisaría por 17 días, y hoy nos enteramos de que ha sido llevado al campo de detención. ¿Seguro que esto va en contra de los derechos humanos? La policía le ha dicho que tiene que esperar a que le renueven el estatus en el campo.
Hemos conocido cómo el sistema quita cualquier libertad de elección a las personas en movimiento. Desde hace 16 días, dos hombres kurdos permanecen en la comisaría, fueron detenidos mientras intentaban hacer el “game” en el puerto de Patras. Así es como las personas en movimiento llaman al intento de llegar a Italia, escondidos en los ferries, debido a la falta de vías legales y seguras para hacerlo.
Aunque tienen pasaporte turco, necesitan solicitar un visado para llegar al Reino Unido, su destino final, para quedarse con su familia. Sin embargo, sus pasaportes turcos no serán aceptados para este visado, otro ejemplo de los pasos imposibles que tienen que dar las personas en movimient. Su única opción es solicitar asilo en Grecia. Se les ha arrebatado toda la libertad de elección, sus vidas están controladas por las leyes de otros países. A menos que soliciten asilo, después de 22 días en la comisaría, estas personas también serán llevadas al campo de detención.
La ley trata a las personas en movimiento de forma increíblemente deshumanizada.
Ha habido muchos ejemplos, pero probablemente el más impactante es la historia de dos personas en movimiento que fueron atropelladas por un coche de policía. Una persona volvía a las fábricas después de intentar el “game” -término que utilizan para referirse al intento de llegar a Italia escondidos en algunos de los transbordadores debido a la falta de vías legales y seguras- cuando dos agentes en un coche de policía le atropellaron. Nos dijo que no estaba seguro de si había sido un accidente o no, pero está claro que los agentes no tuvieron empatía, ya que no se bajaron del coche para comprobar si estaba bien. Por miedo, corrió y no se dio cuenta del dolor que sufría hasta llegar a la fábrica, por lo que tuvo que ir al hospital varias veces. Otro hombre intentaba hacer el “game” cuando los coches de la policía empezaron a perseguirlo, y uno de ellos le atropelló. le dijeron que fuera al hospital solo, los agentes no asumieron ninguna responsabilidad por el dolor que le habían causado.
Ambos son ejemplos chocantes de trato inhumano, pero hay una lista interminable de agentes que rompen teléfonos, abofetean a las personas (incluso a los menores) y un trato extremadamente malo en las comisarías y en los comandos, se nos ha dicho que a veces ni siquiera se les da comida o agua.
Estas historias son la lamentable verdad del trato que reciben las personas en movimiento. Está claro que las leyes hacen que sea casi imposible salir adelante y los agentes de policía hacen que las personas se sientan tan inhumanas como puedan. Estas personas también son seres humanos y merecen los derechos humanos que se conceden a todos los demás.
