Por Levke. Fotos de Francesco Cibati y Levke. Traducción a cargo de Núria Crosas Barcia
En Rumania, a diario, la gente también está tratando de encontrar una forma de entrar en Europa. El siguiente artículo intenta describir la violencia y tortura, tanto psicológica como física, a la que están expuestos. La información proviene de entrevistas y testimonios y no es exhaustiva.
Nicolas a quien le gusta torturar
Se llama Nicolás. Muchas personas que han intentado cruzar la frontera rumana desde Serbia lo conocen muy bien. Él se hace notar. Por su presencia física pero también por su repugnante forma de explotarlos y torturarlos. Nicolás forma parte del ejército rumano y del régimen que impide que miles de personas crucen la frontera rumano-serbia. «No vamos los viernes, sábados ni domingos porque él está trabajando estos días».
«Él siempre encuentra nuevas formas de quitarnos todo nuestro dinero».
A veces es en un gran agujero en el suelo en algún lugar del campo. Otras veces el sitio escondido al que los lleva no está lejos del río. Nicolás busca lugares donde obligarlos a desvestirse para poder encontrar el dinero escondido en los bolsillos interiores de sus pantalones o en sus zapatos. «Sácalo y ponlo todo en este lugar» Con golpes y azotes Nicolás, que siempre está acompañado y protegido por su perro, los obliga a poner toda su ropa en una pila en el medio. Pero no solo busca dinero. También disfruta torturándolos y, a veces, destruyendo sus teléfonos, la única forma que tienen de mantenerse en contacto con sus familiares y amigos.
Pero no es sólo Nicolás. “Ya no podía respirar. Pensé que era mi final”. Eran once el sábado pasado cuando intentaron cruzar. Pero no lo lograron. Después de tener que soportar golpes con la culata de las pistolas o palos e insultos y «dos de ellos nos vieron», tres policías rumanos los obligaron a tumbarse uno al lado del otro, los demás tuvieron que tumbarse uno encima del otro, formando una pila de personas. Los de abajo tenían mucha dificultad para respirar. “Realmente disfrutan torturándonos”.
“Aquí los perros hacen gran parte del ‘trabajo’”
Son doce y esta es la tercera vez que intentan cruzar la frontera rumana primero y luego la húngara para dirigirse al oeste hacia Austria.
Nada más cruzar la frontera, ya pudieron ver los helicópteros dando vueltas a su alrededor. Además de eso, las cámaras infrarrojas que se utilizan aquí también los identificaron, lo que permitió a la policía rumana enviar cuatro perros al oficial de la frontera. “Aquí los perros hacen el verdadero trabajo cuando nos devuelven de regreso a la frontera”. Al rodearlos, los perros los empujan hacia los lugares donde se esconden los policías para terminar el trabajo: una devolución en caliente hacia Serbia. Les dicen «Te vi una vez y te mandé de regreso e hice lo mismo la segunda. No habrá una tercera vez: te mataré cuando regreses».
Métodos de pirateo para ver quien está cruzando
«Cuando literalmente pusimos un pie en territorio rumano, oímos sonar una alarma». Según lo que diversas personas nos han contado, parece ser que usando una tecnología para piratear los teléfonos, la policía y los oficiales del ejército rumanos, así como los oficiales de Frontex, pueden identificar el número IMEI de cada teléfono móvil que piratean y luego usar un software para localizarlos. Una vez que tienen este código, el teléfono puede ser localizado incluso en modo avión o cuando no se ha activado su localización. Al parecer, incluso existe la posibilidad de localizar un teléfono móvil apagado.
Dado que este código permite a las autoridades agregar diferentes móviles a las listas negras, se puede enviar una señal a los satélites una vez que el móvil ingresa a un país conectándose a la red nacional (sin tener conexión a Internet), de acuerdo con lo que muchas personas en tránsito cuentan. «La sirena no era muy fuerte, pero de repente salieron un montón de policías del bosque». Con esta tecnología cada vez más personas, cuando no han conseguido cruzar, se ven obligadas a comprar un teléfono nuevo para no ser pilladas enseguida en el siguiente intento de cruzar.
Si bien, según los testimonios de personas que han intentado cruzar varias veces, hay menos policías y soldados en la frontera rumana, sus métodos de tortura son tan horribles como los adaptados a la frontera rumana, más al oeste.
Ningún ser humano debe estar expuesto a tan terribles violaciones de los derechos humanos. Todos ellos están pasando por un infierno y no tienen otra posibilidad legal de encontrar seguridad y protección. Condenamos enérgicamente lo que sucede aquí todos los días y nos solidarizamos con quienes sufren la política europea inhumana y racista.
¡Acabemos con las fronteras, su brutal protección y el odio al ser humano!