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AHMED, UN ACTIVISTA POLÍTICO ESCAPANDO DE EGIPTO: ESCAPÉ DEL FASCISMO MILITAR EN MI PAÍS Y ME ENFRENTÉ A ÉL DENTRO DE EUROPA

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Por Arianna Egle Ventre y Ahmed Abu Senena/ Traducido por Clemen Talvy

Ahmed abandonó Egipto en 2016, tras ser condenado por un tribunal a 3 años de cárcel por su activismo político. Entonces huyó a Sudán, pero al cabo de un año se fue a Asia para evitar ser repatriado de Sudán a Egipto, donde hubiera ingresado en prisión debido a una condena por su activismo político.

Pasó 3 años buscando estabilidad, pero sin éxito, por lo que decidió irse a Turquía y, como él mismo explicó: «Pasé allí un año para solicitar un visado en un país que respeta todos los compromisos de los refugiados. Era mi única esperanza, ya que mi visado estaba a punto de caducar y no podía ir a mi embajada. Pero me rechazaron en todas partes». Con su pasaporte a punto de caducar, Ahmed no tuvo más remedio que iniciar su viaje a través de las fronteras exteriores de Europa sin visado.

SU TORTUOSO VIAJE POR EUROPA

Hasta que llegó a Serbia en 2022, donde conoció A No Name Kitchen.  «Pasé un mes intentando cruzar la frontera. La policía rumana y húngara me devolvieron en caliente más de 10 veces. Me golpearon todas las veces, y alguna de ellas, me rompieron el móvil. Una vez incluso me devolvieron a Serbia desde la estación de tren de Budapest, pese a que le dije a la policía que quería solicitar asilo», contó Ahmed, y continuó: «Finalmente llegué a la República Checa, y desde allí salí hacia Berlín en autobús, pero a 10 km de la frontera checo-alemana me paró la policía alemana. Los agentes me pidieron el DNI… pero yo no tenía«. 

Pasó una noche en una comisaría alemana hasta que las autoridades le comunicaron que le devolverían a la República Checa. «En Alemania nos explicaron la situación, trajeron un traductor y pudimos mantener una conversación en condiciones… no estuvo mal. Cómo máximo nos gritaban e insultaban, y eran racistas».

El trato racista que recibió de los oficiales alemanes no fue nada comparado con el que inmediatamente después mostraron las autoridades checas. Una triste competición, en la que no hay ganadores, sino jugadores de un juego que se lavan las manos de sus responsabilidades. 

RACISMO MALOS TRATOS EN LA UNIÓN EUROPEA

«Los oficiales checos nos insultaban y gritaban. La primera impresión fue  muy mala, y le pregunté al oficial alemán que nos entregaba que por qué nos estaban hablando de esa manera tan intensa. La respuesta fue «es un país diferente. No puedo decir nada, no puedo hacer nada«. Después de eso, Ahmed y otras personas en tránsito fueron trasladadas a las instalaciones mencionadas, que Ahmed no supo situar. «

Allí nos registraron de forma inhumana, el trato fue durísimo…No hubo ningún tipo de conversación; no nos veían como personas que mereciéramos una conversación», relató.

Después, Ahmed esperó horas y horas junto a muchas otras personas de distintos países. No sabían qué les sucedería. El traductor no les ayudó, sino todo lo contrario. Según Ahmed, en lugar de limitarse a traducir, ofendió a los detenidos. «Me obligaron a firmar muchos papeles.  El traductor me dijo que estaban a punto de llevarme a la cárcel para deportarme de vuelta a Egipto. Yo les grité que necesitaba otro traductor, pero me dijeron que seguirían adelante con o sin mi consentimiento. Querían deportarme sin siquiera escuchar mi historia, sin nada». 

Cuando Ahemd intentó oponerse y reclamar el derecho a una llamada telefónica, lo único que obtuvo fue una negativa y una noche de aislamiento en la celda mencionada.  Estaba confundido y tenía miedo de que lo deportasen. La información era confusa, y no sabía qué esperar. Después de estar en régimen de aislamiento, fue conducido al centro de detención de inmigrantes de Balkova, bajo la administración del Ministerio del Interior.

Inmediatamente, percibió en su piel el racismo estructural de la dirección del centro. «No sólo la policía, sino incluso las enfermeras, los y las trabajadoras sociales, todo el mundo dentro del centro sentía mucho odio hacia nosotros, podíamos sentirlo», relató. Pero allí por fin, recibió orientación sobre cómo proceder con una solicitud de asilo.

«Mi intención era pedir protección internacional. En la República Checa, en Alemania, en Mozambique, en Ghana… Me daba igual, sólo quería estar seguro y estable en algún lugar. Si no hubiera pedido asilo, me habrían deportado con total seguridad, pero cuando me dijeron que tenía que esperar 4 meses más dentro del centro para la entrevista, no me lo podía creer».

Esperar, esperar y esperar … Ahmed describió la vida dentro del centro de Balkova y no parecía muy diferente a la de una prisión. Cualquier centro relacionado con la migración es gestionado por la Refugee Facility Administration, la organización que administra los centros para refugiados y que está financiada con cargo al presupuesto del Ministerio del Interior.

Según la descripción de la propia organización, el centro de detención de Balkova «se utiliza principalmente para la detención de personas extranjeras sobre las que ha recaído una decisión de expulsión administrativa y detención por parte de la policía de extranjería. Las personas del centro son personas que, al permanecer en el territorio de la República Checa, entraron en conflicto con las leyes de la República Checa». Para que la República Checa pueda deportar es necesario que tenga primero un acuerdo bilateral con el país de origen (que rara vez tiene), por lo que las personas de determinadas nacionalidades tienen más probabilidad

es de ser encarceladas en estos campos. Son lugares cerrados, las personas tienen las llamadas telefónicas restringidas, la comida es de poca calidad y hay mucho odio. Ahmed explicó:  «Es un campo cerrado: es una cárcel. Dicen que es un campo, pero es una cárcel. Escapé del fascismo militar en mi país y me enfrenté a él dentro de Europa. Es como el fascismo, mi caso no fue sometido a ningún juicio ni tribunal y ya me consideraban un criminal. ¿Cómo puedo estar cuatro meses sin juicio? Les dije (a las autoridades) que habría iniciado 100 huelgas por mi libertad, y escribí un manifiesto sobre el motivo de mi protesta».

Según Ahmed, las personas internadas en el centro no cuentan con el apoyo de abogados y no reciben información suficientemente clara, por lo que cada decisión y cada acontecimiento parece quedar librado al azar o a la voluntad de las autoridades del centro: «Normalmente, vas al tribunal y ellos deciden que tienes que permanecer allí durante un tiempo determinado. Pero allí, la única autoridad facultada para nuestra detención es la policía, que puede prorrogarla arbitrariamente. Recuerdo a dos hermanos, uno fue puesto en libertad y otro sigue allí sólo porque la policía así lo quiso: justicia cero». Con el objetivo de que un tribunal analizara su caso, inició una huelga de hambre. Explicó y escribió sus propias razones para la huelga. Redactó un largo escrito, que terminaba

«Protesto contra la violación de los derechos humanos, contra el doble rasero, la hipocresía y la injusticia, anunciando mi huelga de hambre pacífica y abierta en busca de libertad y justicia».

PAPEL EN INGLES ESCRITO POR AHMED
Ahmed explica las razones de su huelga de hambre

Al cabo de una semana, perdió el conocimiento. Pero no perdió la determinación de conseguir sus derechos: «Un día le dijeron a un egipcio que firmara unos papeles, supuestamente para que lo liberaran. Pero después de firmar le dijeron ‘esta es tu liberación a El Cairo’, y lo intentaron deportar. Después de reunirnos allí, escribimos el manifiesto».  Las protestas atrajeron la atención de los medios de comunicación, gracias también a la ayuda de algunos amigos con los que Ahmed consiguió ponerse en contacto.

«Los medios de comunicación se hicieron eco de la huelga de hambre, la protesta y el manifiesto. Un representante de una comisión de refugiados vino al centro de Balkova. Después de eso, el trato mejoró un poco, pero… el problema es a gran escala, todo depende de las instituciones y de las políticas de la República Checa: muy irrespetuosa con los inmigrantes».

Tras llamar la atención, a Ahmed se le presentó la posibilidad de retirar su solicitud de asilo para poder abandonar el campo de detención: finalmente fue puesto en libertad. Pero no sin antes pagar la tasa exigida por su residencia en Balkova: nos muestra el recibo a través de la pantalla de la videollamada: 550 euros. «No sólo nos hemos enfrentado a una xenofobia y un racismo generalizados por parte de la policía, sino que incluso estamos pagando por ello», afirma. Pero por fin tiene la oportunidad de abandonar la República Checa y ahora está a salvo en un país europeo mientras espera una respuesta a su asilo político.

Sin embargo, la rabia y la indignación por las injusticias que ha sufrido en el camino le vuelven. Se muestra decidido al contar su historia, pero también preocupado por las personas que siguen encerradas en el centro y por las que lo estarán. En los últimos meses, la cuestión migratoria se ha vuelto a situar con fuerza en el centro del debate político del país. En septiembre de 2022 se establecieron controles fronterizos con Eslovaquia (aunque se trate de una frontera dentro del espacio Schengen), que se intensificaron en el último mes. Además, en octubre de 2022, la Presidencia checa del Consejo reclamó la necesidad urgente de aumentar las deportaciones.  

Ahmed reitera varias veces la fuerza de la protesta colectiva, la única forma de sacar a la luz la injusticia que viven muchas personas. En la foto del cartel que nos ha enviado, se puede leer:

«Todos nosotros somos inmigrantes que escapamos de la guerra, la persecución y la injusticia, intentando encontrar un nuevo hogar en un país que firmó todos los compromisos sobre personas refugiadas. Pasamos por historias duras en nuestro país y en el camino hasta aquí, historias diferentes, pero de las que todos compartimos una parte, y por eso escribimos este documento.»

FOTO DEL MANIFESTO ESCRITO