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ESTO ES LO QUE HACEN LOS POLICÍAS DE LA UNIÓN EUROPEA A LAS PERSONAS PROCEDENTES DE SIRIA QUE BUSCAN SEGURIDAD Y ASILO.

Informe de Cecilia

El 13 de abril, a las 6 de la mañana, un hombre de 25 años de edad salió de un campamento informal cerca de la ciudad de Sombor, en el norte de Serbia, con un grupo de otros 12 hombres sirios. Caminaron durante unas dos horas y hacia las 8 de la mañana el grupo intentó cruzar la frontera entre Serbia y Hungría. El hombre afirma que, mientras el grupo cruzaba la frontera, oyeron y vieron un dron que sobrevolaba sus cabezas, así como un helicóptero. El miedo, dice, empezó a invadir a todo el grupo.

En ese momento, al parecer, llegaron al lugar una furgoneta blanca y otra negra. Según el hombre, en los vehículos viajaban once hombres uniformados. Siete personas llevaban un uniforme azul marino con un parche rojo en la parte superior del brazo, que probablemente coincidía con la descripción de los uniformes que suele llevar la Policía de Fronteras húngara. Las otras cuatro personas llevaban uniformes verdes de camuflaje.

Cuando el hombre descendía por la escalera que había encontrado para trepar por el alambre de espino presente en la valla fronteriza entre Serbia y Hungría, uno de los hombres uniformados le arrancaron la escalera de debajo. El hombre se agarró por reflejo al alambre de espino, hiriéndose gravemente en ambas manos.

Imagen de la herida en la mano causada por el alambre de espino tras el retroceso.

El hombre afirma que fueron los agentes que llevaban uniforme verde de camuflaje quienes le quitaron la escalera cuando estaba descendiendo. Tras caer de la valla, el hombre relata que estas mismas personas iban equipadas con un megáfono con el que daban órdenes e insultaban a los miembros del grupo de tránsito.

Según el hombre, los agentes le gritaron además en inglés: “siéntate, siéntate”; “cállate y siéntate”; ” que te jodan, siéntate”.

Utilizan todo tipo de violencia

Después, el hombre recuerda que los agentes les obligaron a arrodillarse uno a uno en el suelo. Todos ellos emplearon mucha violencia física contra el grupo. Algunos de los agentes les golpearon dándoles puñetazos en la cara, otros dándoles patadas y otros utilizaron gas pimienta contra ellos. A algunas personas que se desplazaban las tiraron al suelo, las patearon y las golpearon con porras. Los agentes rompieron además los teléfonos y las tarjetas SIM de la gente.

Nos pegaron muy fuerte, la policía empleó tanta violencia contra nosotros, hasta que nos enviaron a la frontera.

Después, el grupo fue dividido. Según el hombre, 7 de ellos fueron subidos a una furgoneta negra y llevados a un lugar al que el hombre se refiere como una “prisión húngara” (no podía recordar información adicional sobre su ubicación), mientras que el grupo al que pertenecía el hombre fue colocado en un vehículo casi del tamaño de un autobús, de color blanco y con la bandera húngara en la parte delantera. El hombre describe el interior de la furgoneta como formado por “muchas celdas dentro”. Desde la celda en la que estaba encerrado, no podía ver el resto.

Al parecer, en cada celda había entre tres y cuatro personas. Según el hombre, había unas 40 personas en el vehículo. Permanecieron en las celdas durante un periodo que pareció de al menos 10 horas, sin acceso a comida ni agua. El hombre afirma que cuando el grupo pidió comida y agua, los agentes respondieron: “cállate”, “vete a la mierda”. Finalmente, todos fueron empujados de vuelta a los alrededores de Horgos hacia las 6 de la tarde.

El lugar donde la policía liberó al grupo estaría situado cerca de una gasolinera en la frontera serbio-húngara, donde hay un gran edificio de la policía húngara, al que el hombre se refiere como “comisaría”.

Antes de ser devueltos ilegalmente a Serbia, el vehículo se detuvo allí durante un rato. El hombre dice que le llevaron a un puesto de primeros auxilios donde otra persona de uniforme le curó la herida.

El hombre dice que le dolía mucho. La entrevista termina con una pregunta del hombre:

Pero, ¿por qué?”

Desde No Name Kitchen queremos recordar que la gente necesita cruzar las fronteras por estas peligrosas vías porque la Unión Europea no ofrece otras alternativas para solicitar asilo. Con vías legales y seguras para emigrar, la gente no arriesgaría su vida ni su salud por estas vías.